Una definición simple de alfabetización es la “capacidad de leer y escribir”. No hay duda que la alfabetización es un factor clave para el Cambio Social” (Cortes, 2015), esto significa que el alfabetizado tiene que ser capaz de adquirir información general o específica que permita fortalecer las habilidades para comprender la información y aplicarla a la vida diaria. Sin embargo, el término ha ido adoptando diferentes sentidos y usos en contextos diversos.
La Organización Mundial para la Salud (1998) en su glosario de términos de Salud Pública define la alfabetización como “las habilidades cognitivas y sociales que determinan el nivel de motivación y la capacidad de una persona para acceder, entender y utilizar la información de forma que le permita promover y mantener una buena salud”. Es decir que la alfabetización en salud es uno de los determinantes sociales que permite que las personas puedan comprender, asimilar y reflexionar críticamente sobre la información con respecto a la salud y la enfermedad y así llevar una vida sana, adquirir estilos de vida saludables, adoptando acciones que ayuden a prevenir las enfermedades o involucrar activamente los tratamientos médicos.
En los Estados Unidos, la baja alfabetización en salud en usuario afecta la capacidad de comprender la información médica básica (escrita o verbal); esto también se asocia con el control de las enfermedades crónicas, aumentando el uso de los servicios de urgencias, las estancias en atención hospitalaria y mayor mortalidad de los usuarios. Los centros de control y la prevención de enfermedades estiman que uno de cada cinco estadounidenses tiene conocimientos de salud inadecuados para tomar las decisiones durante la atención médica (Parker, 2019).
En Medio Oriente, los pacientes con alfabetización en salud limitada tienden a usar un estilo de comunicación pasiva con sus proveedores de atención médica, no participan en la toma de decisiones y carecen de la capacidad de autocontrolar sus enfermedades y medicamentos. (Elfride, 2020) En Tasmania – Australia la alfabetización en salud ha sido identificada como una de las principales barreras para el autocuidado en personas con diabetes; esto permite la incorporación de cambios de estilo de vida para la prevención de complicaciones con la enfermedad (Chen, 2019). En Indonesia ya se reconoce cada vez más como un factor determinante para el comportamiento de salud y enfermedad entre las personas que viven con VIH-SIDA; a pesar de que las definiciones varían, la alfabetización en salud se considera comúnmente como el grado de competencia para acceder, comprender, evaluar y aplicar información relacionada con la salud. (Sianturi, 2020)
En Colombia solo se cuenta con un instrumento desarrollado por la Universidad de los Andes en el año 2022; el instrumento aplicado fue la Prueba de Alfabetización Funcional de la Salud en Adultos (TOFHLA su abreviación en inglés) está tuvo un ajuste de traducción y en vocabulario en las preguntas a desarrollar y se realizo una aplicabilidad piloto en dos centros de atención hospitalaria en la ciudad de Bogotá presentando una muestra no representativa y llegando a la siguiente conclusión:
Encontramos que la población joven presenta mejor calificación en la prueba TOFHLA, lo que traduce que estamos en un momento donde los jóvenes pueden ser los que mayor acceso a educación presentan, pero por las limitaciones del estudio no pudimos realizar comparaciones importantes con personas mayores, que por trayectoria quizá no tengan o hayan tenido la misma calidad de educación que en la actualidad. (Junco, 2022, pág. 18)
Con lo anterior, en Colombia no se evidencian antecedentes de aplicabilidad de otros instrumentos para comparar con diferentes procesos de validación. De aquí la importancia de conocer ¿Cuáles son las herramientas más comunes utilizadas para la medición de la alfabetización en salud en los últimos cinco (5) años desde una revisión sistematizada? Esto con el fin de tener una visión general de la alfabetización en salud.