El performance se ha usado e identificado tradicionalmente como forma específica de arte vivo o arte de acción. Este puede surgir en cualquier sitio; los artistas solo necesitan su cuerpo o su voz para expresar sus ideas ante el público de manera inesperada. El performance como acción, va más allá de la representación, este no es un referente estable puede surgir de la vida cotidiana, desde los sistemas sociales normativos y a veces represivos; por ejemplo, la manifestación y uso del género sexual. Desde la experiencia cotidiana la mayoría de la sociedad se limita respecto al género para ser y actuar.
Lo importante es resaltar que el performance surge de varias prácticas trascendiendo límites, con muchos elementos para crear algo inesperado, chocante y llamativo llegando a la resistencia a censura. Por ejemplo: en las dictaduras, los militantes controlaban los medios de comunicación, pero no los cuerpos de la ciudadanía que usaban para expresar los gestos mínimos de lo que estaba sucediendo.
Al final, todos quieren saber cómo controlar la mirada del espectador o como dominar los espacios. Muchos de los artistas han sido teóricos, esto con el fin de reconocer que la teoría mejora la práctica y que la práctica siempre es esencial en una teoría. En el campo de los estudios del performance, este hace hincapié en el pos disciplinario en lugar del multidisciplinario. Los estudios trascienden fronteras disciplinarias para estudiar fenómenos más complejos con lentes metodológicos más flexibles que provienen de las artes humanas y las ciencias sociales.
El repertorio, el análisis de textos, documentos, estadísticas se utilizan para recrear la memoria corporal que circula a través del performance; los gestos, las narraciones orales, los movimientos y las danzas, etc.; buscan estar en estas memorias para luego ser parte de la reproducción. Este tipo de información, al momento de ser reproducida puede generar conflictos o gustos por lo encontrado.
Funciones formativas de la comunicación, pueden entender como el modelo lingüístico enfatizando la importancia del actor cultural en el uso del lenguaje. Las personas no sólo adoptan una lengua sino la usan de manera creativa. Estos estudios lingüísticos, vendrían llamarse (teoría del acto del habla) se dedicaron a reconocer la creatividad de los usos de hablar, es decir, no solo las instancias formales de enunciación, sino también sus formas particulares de expresión.
El preformase podrá ser un término reciente, pero muchas de las prácticas se asocian con la palabra han existido desde años atrás. El conocimiento y las prácticas culturales circulan, cambian, se enriquecen con el contacto con otras formas de ser y conocer, no obedecen fronteras nacionales, lingüísticas o económicas. Podemos caracterizar estas circulaciones en términos de transculturización o globalización, pero no cabe duda de que las prácticas culturales no son estables.
La ciencia también ha comenzado su exploración en el campo del comportamiento y la cultura expresiva, las ciencias como la neurología se interesan en el modo en que el mimetismo, la identificación y la empatía constituyen actividades centrales en la supervivencia de humanos y animales.