Investigación: La oralidad y el mito como una forma del pensamiento ecológico

“Para los guaraníes tales necesidades son obvias, como nos hace
ver su propia lengua. Ellos dicen ahy’o a la garganta, pero también
ñe’e raity, que significa literalmente “nido de las palabras-alma”.
Es porque ellos saben que los embriones de palabras emergen de la
fecundación del aire del tiempo en nuestros cuerpos en su condición de vivientes y que, en este caso, y solo en él, las palabras tienen alma, el alma de los mundos actuales o germen que nos habitan
en esta condición nuestra.”

Suely Rolnik

Palabras clave: narrar, escuchar, caminar, grabar, sonido, ritual

Revisando los archivos sonoros del informe de la comisión de la verdad (Sonido y Memoria), emergieron varias preguntas en torno a la reconstrucción del territorio y los hechos a través del relato. La mayoría de estos audios se dan de forma ritual y colectiva, convocando a varias poblaciones a contar nuevamente su historia, no solamente desde los hechos de violencia, sino también, desde narrativas cotidianas que reconfiguran un mundo que ha sido avasallado por los grupos armados, el conflicto interno y los medios de comunicación.

En estos relatos se habla de la disposición para la escucha, lo que conlleva un despojamiento de juicios y prediscursos sobre los territorios, y como en los mitos, el recurso sonoro permite la reconstrucción del pasado inscrito en un presente que ha sido transformado, al interior de una colectividad. Así pues, aquí el problema de la escucha se extiende más allá de los postulados de autores como John Cage o Murray Schafer, que hablaron de la escucha y el paisaje sonoro a mitad del siglo XX, y se instala en el propósito de construcciones de mundos que habitan en otros mundos.

Aquí términos como resonancia se vuelven fundamentales, pues se materializan en el ritual desde una narrativa que se teje con otres.

En esta indagación me interesan varios factores:

El sonido como medio que permite el rito, la escucha profunda y la colectividad

El pensamiento ecológico, término acogido por el ecologista y teórico Timothy Morton. También me interesa ahondar en lo que Morton llama una solidaridad o ética con lo no humano, pues en este libro el autor ahonda en un termino que es el Desgarre, un acontecimiento que no tiene punto de localización en una narrativa líneal, y que lo sonoro hace posible que se materialice. En palabras de Morton: “El Desgarro es una catástrofe: un acontecimiento que no tiene lugar “en” un cierto “punto” del tiempo lineal; se trata de una onda que se extiende en muchas dimensiones y en cuya estela estamos atrapados”.

Parte de mi propuesta es hablar de la manera en que el mito y la oralidad, nos permiten navegar este Desgarro al que se refiere Morton. Mis suposiciones se basan en varios hallazgos:

En la sección de Sonido y Memoria el antropólogo Alejandro Castillejo, habla de un método que desarrolló llamado Itinerarios del Sentido, en el que, a partir del recurso sonoro, reconstruye las posible acepciones de la palabra Sentir: significación (el mundo tiene sentido para mí), sensorialidad ( es reconocer la construcción del mundo a través de los sentidos y que el mundo se siente en el cuerpo),  espacio y dirección (reestableco un geografía y el lugar del cuerpo en ese espacio).

Por otro lado, escuchando los relatos y a sus narradores, es posible percatarse de cómo se integran al paisaje sonoro quienes cuentan las historias, aquí me gustaría citar de nuevo a Morton: “Los mundos son perforados y permeables, y por eso podemos compartirlos. Las entidades no se comportan exactamente como el que les da acceso quiere que se comporten, ya que ningún modo de acceso las contraerá por completo. Entonces, los mundos tienen que estar llenos de agujeros. Los mundos funcionan intrínsecamente mal. Todos los mundos son “pobres”, no sólo los de formas vivientes sensibles y no- humanas (“animales” como los llama Heidegger). Esto significa que los mundos humanos no son diferentes en valor de los no-humanos.”

Así pues, el mito y la oralidad construyen espacio y territorio, permiten evocar las resonancias de un tiempo no lineal y logra vincular un sistema de referencias del espacio sonoro, sujeto a las complejas vivencias de quienes cuentan sus historias.

Por otro lado, me interesa lo que el antropólogo Alejandro Castillejo propone al hablar de conocer el territorio en la palabra y el caminar, pues extiende el conocimiento de un espacio a las implicaciones del cuerpo y su reconocimiento sensorial.

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